En 2022, el panorama del consumo final de energía en la Unión Europea reveló que los hogares representaron el 25,8% del consumo final de energía. Otros sectores con alta demanda fueron el transporte, con un 30,9%, y la industria, con un 26%.
El sector residencial europeo mostró una notable diversidad en sus fuentes de energía. El gas natural se posicionó como la fuente predominante, cubriendo el 31% de la demanda, seguido por la electricidad con un 25%. Las energías renovables aportaron el 22%, mientras que los productos petrolíferos, por su parte, cubrieron el 11% (gráfico 1).
Fuente: Eurostat
En contraste, la evolución del consumo energético en España durante el periodo 2010-2022 presentó un patrón distinto. La electricidad se consolidó como la fuente principal, abarcando el 41,7% del consumo, seguida por el gas natural con un 23%. Destaca el papel significativo de la biomasa, que representó el 14,2%, mientras que los productos petrolíferos contribuyeron con un 10,8% (gráfico 2).
Fuente: Instituto para la Diversificación y ahorro de la energía
En el contexto europeo, el consumo energético en los hogares se concentró principalmente en dos áreas: la calefacción de espacios y el suministro de agua caliente. Estos dos usos representaron conjuntamente el 78,4% del consumo energético residencial, evidenciando su papel crucial en la demanda energética doméstica. Otros usos, como la iluminación, el cocinado y la refrigeración, aunque esenciales, tuvieron una participación proporcionalmente menor en el consumo total de los hogares europeos. (Gráfico 3).
Fuente: Eurostat
En España, la distribución fue ligeramente diferente: la calefacción de espacios y el suministro de agua caliente representaron el 61% del consumo energético residencial, mientras que otros usos como la iluminación (4,9%), el cocinado (7,9%) y la refrigeración (0,98%) estuvieron representados en menor medida (Gráfico 4).
Fuente: Instituto para la Diversificación y ahorro de la energía