El Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM por sus siglas en inglés) ha publicado este mes de julio un análisis sobre la importancia de las energías renovables para impulsar la seguridad energética de la Unión Europa, esencial en el contexto geopolítico actual.
Desde el organismo manifiestan que la seguridad energética es clave para la autonomía estratégica y la resiliencia económica de la zona del euro. Los avances logrados en las últimas dos décadas se han visto limitados en los últimos años por la influencia de la guerra de Rusia en Ucrania y condicionantes climatológicos. Para mejorar la resiliencia ante los vaivenes en los mercados energéticos que pueden afectar al suministro de energía, defienden que los miembros de la zona del euro deberían seguir aumentando su uso de energía renovable producida localmente, una prioridad en la agenda de la Unión Europea (UE).
Por otra parte, indican que la seguridad energética y la disponibilidad ininterrumpida de fuentes de energía a un precio asequible son determinantes para la resiliencia económica. Esto es importante para las empresas cuyos modelos de negocio se basan en precios estables de los insumos y para los ciudadanos cuyo bienestar depende de la disponibilidad de energía a precios razonables. Asimismo, apuntan a que la seguridad energética de un país depende de qué tan diversificadas estén sus fuentes de energía, por la capacidad de sustituirlas por otras ante cualquier crisis.
En el análisis se muestra que la seguridad energética ha aumentado en la mayoría de los Estados miembros de la zona del euro durante las últimas dos décadas. El estudio revela que una mayor dependencia de las fuentes renovables y la energía nuclear redujo la dependencia de algunos países de los combustibles fósiles y la energía importada, mejorando la seguridad energética.
Las puntuaciones del índice de seguridad del suministro energético reflejan que los países con combinaciones energéticas diversificadas y una alta proporción de energía producida localmente tienen el nivel más alto de seguridad energética de la zona del euro. En este análisis se mantiene que la seguridad energética a largo plazo se puede lograr reemplazando los combustibles fósiles importados por energía renovable y mejorando la eficiencia energética, lo que permitirá a futuro también reducir los costes de la energía.
Por último, recuerdan que varias políticas de la UE, como la nueva Directiva sobre energías renovables adoptada en otoño de 2023, establecen objetivos más ambiciosos destinados a seguir mejorando la seguridad energética. Esta directiva exige que al menos el 42,5% de la energía de la UE sea renovable de aquí a 2030, en línea con las iniciativas Green Deal y REPowerEU.