La Resolución aborda el papel estratégico de las industrias de gran consumo de energía en la economía y competitividad de la Unión Europea, así como en la transición hacia la descarbonización. Reconoce que estos sectores (como el acero, el cemento, la química o el vidrio) son esenciales para el empleo y la autonomía estratégica, pero enfrentan elevados costes energéticos, dependencia de materias primas y una fuerte presión competitiva de terceros países. El Parlamento subraya la necesidad de una transición tecnológica neutra, que fomente la innovación sin favorecer tecnologías específicas, y de garantizar energía asequible y estable para mantener la competitividad.
Insiste en acelerar los procedimientos de concesión de permisos para proyectos de energía limpia, reforzar las interconexiones energéticas y promover contratos a largo plazo que reduzcan la volatilidad de los precios. Plantea la necesidad de eliminar gradualmente el gas natural, apostando por soluciones como el hidrógeno bajo en carbono, la captura y almacenamiento de carbono y un mayor despliegue de energías renovables. Subraya la importancia de simplificar la burocracia y reforzar los mecanismos de financiación, tanto a nivel de la Unión como mediante ayudas estatales, con el fin de atraer inversión privada y garantizar igualdad de condiciones en el mercado único
Menciona específicamente la importancia de reducir la dependencia de terceros países en el acceso a materias primas críticas y controlar las exportaciones de materiales estratégicos.
Resalta la dimensión social de esta transformación, haciendo hincapié en una transición justa que proteja el empleo, apoye la formación y recualificación de los trabajadores y movilice fondos europeos como el Fondo de Transición Justa y el Fondo de Cohesión. El apoyo público debe vincularse al mantenimiento de puestos de trabajo de calidad y a evitar la deslocalización, asegurando que las comunidades locales y regionales participen activamente en el proceso de cambio.